En nuestro reciente viaje por La Rioja, tras visitar ciudades y pueblos emblemáticos, alguna que otra bodega y el magnífico museo Vivanco del vino, no podíamos obviar la visita al conjunto de los Monasterios de Suso y Yuso, en San Millán de la Cogolla.
El Monasterio de Suso, ("suso" significa "arriba", en castellano), es la construcción primigenia de este conjunto y se trata de una construcción iniciada a finales del siglo VI, que tiene origen en un cenobio visigodo establecido alrededor del sepulcro del eremita Millán o Emiliano (Aemilianus) fallecido en el año 574.
Desde esta fecha y hasta el siglo XII y como consecuencia del cambio de vida eremítica a cenobítica y posterior monástica va siendo ampliado, distinguiéndose en él los estilos mozárabe y románico.
Su importancia no es solo artística y religiosa, sino también lingüistica y literaria. Aquí parece que fueron escritas las glosas Emilianenses, a finales del siglo X o principios del XI, pequeñas anotaciones manuscritas en varias lenguas, a un códice en latín, de donde puede partir el nacimiento de nuestra actual lengua.
También en el Monasterio vivió en el siglo XIII el monje y primer poeta castellano de nombre conocido, Gonzalo de Berceo.
En el "portaliello" que da entrada al Monasterio, existe un sarcófago al que la tradición atribuye que corresponde al de los siete infantes de Lara, de la leyenda.
De este Monasterio surgirá el posterior de Yuso, que trataremos en otra entrada.
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