Desde el camino a Villalba hasta la mitad de la ladera de Matarrubia, donde se encuentra la fuente del Cornocal, vamos encontrando, en nuestra ascensión a través del bosque, lugares de inigualable belleza de todo tipo: fuentes estupendamente restauradas, distintas especies arbóreas que componen un precioso paisaje, canteras en desuso, chozos y corrales reconstruidos por nuestros desinteresados voluntarios, y en fin un espacio de paz y tranquilidad que, a toda costa, debemos preservar para nuestras futuras generaciones.
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